Poso mi tacto en las escalas salobres de tu piel, mujer.
En tanto observo como degollas mi fantasía con tus gemidos quedos.
Tú, no estás ahí, nunca lo estuviste. Desde aquella tarde en que desnuda
me pediste ser la medida de tu tiempo, ser sépalo y pistilo
te desbordaste en mí como la lluvia en los manglares.
Me inmolé en el Solsticio. En tu pubis germinal.
Mis manos amorfas esculpieron soles en tus senos
y un grabado en tu espalda inagotable
reflejaba la escolopendra infinita de tu dermis.
Aquella tarde, supe a ciencia cierta, mi fuga del tiempo y la cordura.
La medida de todas las cosas eres tú. Salobre mujer de pelo ceniciento
La medida de mi muerte eres tú. Alacrana y flor.
A Mapaíta...
Me gustó mucho 😊
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