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SOBRE CUENTOS Y TUMBAS

  Sentado en una banca de la Plaza 25 de Mayo Martín aguardaba impaciente el arribo de aquella mujer desconocida, ya habían transcurrido vastos minutos a la hora pactada, sin embargo, aun sostenía la esperanza de verla llegar ataviada como en la imagen de perfil del Instagram: la muchacha del rostro rubicundo con la que quedó encontrarse, no obstante, sabía muy en lo profundo que no llegaría, las chicas que usan esa red social no se fijan en tipos como él pensó, al final de cuentas, un romántico empedernido como Martin se consideraba así mismo, ya estaban en extinción o en un evidente exterminio. Se disponía a irse a casa, en vano se había puesto una camisa a cuadros y el saco mostaza con parches en los codos que le encantaba vestir, no estaba acostumbrado a este guisa de encuentros, hace un tiempo que se hallaba solo desde la ruptura con Patricia, con el pasar de los meses decidió darle chance a las búsqueda de una mujer interesante que pueda conocerla a través de las redes soci...
  EL BARCO VIKINGO «Me haré a la idea de que te soñé –dijo-. Porque la verdad es que te conozco de vista desde hace mucho tiempo, pero me gustas más cuando te sueño. Entonces hago de ti lo que quiero. No como ahora que, como tú ves, no hemos podido hacer nada.» Juan RULFO, "Un pedazo de noche" (fragmento)   Todo el curso estaba enamorado de ella: La “Morocha” Ramírez. Una morena fantástica quien hacia las delicias visuales de los mozalbetes que babeábamos a su alrededor. Sobre todo el “Colorado” García, el rezagado, el más grande de la clase; dicen que un año atrás, cautivado por la belleza de la Ramírez que arribó al colegio, decidió aplazarse en la mayoría de las materias y perder el año y así estar más cerca de Dayana, como se llamaba ella, la morena fantástica, para así poder contemplarla desde los últimos pupitres del curso donde acostumbraba sentarse el   pelirrojo y caer hipnotizado a los gráciles ademanes y la soltura del azabache cabello de Dayana cuando ...