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Pasión por el fútbol. Algunos lo entenderan

Estos días me distraía navegando en Youtube y encontré una llamativa entrevista hecha hace algunos días por Eduardo Sacheri (autor del libro “El secreto de sus ojos”) a Alejandro Dolina sobre las pasiones, donde hablaban ambos con tesitura y desparpajo sobre las ventajas y desventajas de ser presa de las mal llamadas “pasiones”. Indicaba Dolina que en la antigua Grecia las pasiones no eran buenas, eran algo que debían curarse. Las pasiones son los padecimientos decía y en palabras suyas afirmaba sobre las actuales pasiones que rondan en fruslerías:<<A la gente le gusta no ser una máquina, cuando se sienten desbordados por un sentir. Se sienten más humanos… Cuando uno sacraliza bagatelas siempre sucede algo muy malo. Estalla la violencia…>>, palabras con un acento de alarma, que ingresan en mi cerebro, lobotomizado por esta “pasión” futbolera que me mantiene presa y en ascuas hasta el día domingo. Sinceramente antes de escribir este pequeño articulo o como quiera llamarse, quería escribir algo parecido a una bitácora de los hechos sucedidos en Rusia: desde Moscú a Kazan, de Sochi a Nizhni Novgorod, apretujar mi impotencia de no ver a la Selección Belga campeón del mundo, descubrir que carajos es un falso nuevo, cómo asimilar una Alemania desclasificada en primera fase ahuyentando las ensalzadas frases de Gary Lineker, imaginar a un chico moreno francés de 19 años levantar la copa del mundo símil a un Pelé del 58, a caer en risotadas de las tramoyas patéticas de un Neymar quebradizo, o el circo armado de la selección argentina en estado de coma y la infame pirotecnia que continua hasta estos días dada por los medios argentinos que rayan en la insanía y el amarillismo procaz de desinformación, reportajes que hacen pensar y dar validez con justa razón a lo dicho por Dolina (gran escritor argentino) sobre esta “pasión” mal dirigida que un numeroso conglomerado de humanos tergiversan sabiendo que más allá de todo. Es sólo un juego.
El padre de Edison Cavani, en un contacto telefónico hecho por un programa de chimentos argentino respondió a las cándidas preguntas de la presentadora que incontenible le decía: <<Sr, me imagino los nervios de preocupación que debe sentir, yo, le cuento que no puedo con los nervios y eso que estoy al otro lado del charco.>> – el padre con una evidente tranquilidad en su voz respondió- <<No, señorita, para nada, hay cosas más importantes de las que pueda estar preocupado o nervioso. Esto es simplemente fútbol. Y solo hay tres resultados: el ganar, el perder y el empatar. Espero que gane mi país y respecto a mi hijo por la situación actual de la lesión que tiene es muy difícil que pueda jugar el partido.>> - se perpetró un inesperado silencio, quizás el programa deportivo esperaba una reacción similar a la que se desfoga en sus conciudadanos.
Como este ejemplo, hay muchos más que circulan alrededor del fútbol, como los bomberos croatas que sobreponen su deber sobre el deleite de ver a su equipo clasificado a la finalísima del evento, a los llantos de miles de hinchas alrededor del mundo por un pitazo final y el resultado en su contra. Podría entenderse sociologicamente como un fenómeno social que en épocas trascendentales como un mundial que se celebra cada cuatro sobrepasa los límites de los esperable; según La Real Academia Británica de Medicina en el mes del mundial de fútbol los paros cardíacos aumentan un 20% de forma radical e inusitada alrededor de mundo, y no necesariamente en los connacionales de las selecciones que se enfrentan en el torneo; con razón sentía dolores en el pecho e hiperventilaciones y pies fríos cuando observé de niño a nuestra Bolivia en el 94 o el gol de Iniesta el 2010, o la picada del loco Abreu para pasar de ronda contra Ghana ese mismo torneo, o el penal de Roberto Baggio o el gol de Grosso en el 2006 y así me pasaría hojas y hojas escribiendo de hechos de partidos mundialistas que tengo registrado en la memoria.
Así mismo los índices de productividad y asistencia en empresas y el trabajo baja a un 60% según informes de entidades laborales y me viene a la mente, las disposiciones que avienen algunos trabajos que permiten el uso de un televisor en los centros laborales o las escapadas que algunos hicimos (mea culpa) para ver un Arabia Saudita – Egipto y bostezar del mezquino juego de los países árabes, pero eso sí del trabajo ni pelota y que dejen de joder, total, muchas personas se la ingenian para estar delante de un televisor por que un Mundial es un Mundial.
Dario Sztajnsrajber, filosofo y escritor argentino ávido hincha de Estudiantes La Plata, en muchas de sus declaraciones asume al fútbol como un plano de identidad, un juego que demuestra la radiografía de un país, dando la bienvenida a la diversidad pasional que puede demostrar un país respecto a este juego que según él sustituyó a la guerra, antes los hombres y las naciones tomaban a la guerra como el motor de demostración del nacionalismo en el que quien está más preparado gana, hoy la gente, los hinchas, los países se creen parte de este juego, se aceptan las mismas reglas, manteniéndose contenidos por ellas, no obstante defendiendo las particularidades propias que despiertan todas las pasiones: racionales e irracionales.
Y la racionalidad e irracionalidad de las pasiones del fútbol se denota en todos los países algunos con mayor propaganda por la difusión, sencillamente noten - los entendidos me seguirán- el discurso dado por un periodista de lujo como Pablo Girard o un Walter Vargas o los de nuestro territorio como el barbado Rojas, a la diferencia quilométrica y mal intencionada o ignorante que nos muestran un Libermann dañino a un Fermín Zabala que a pesar de los años no aprendió un ápice de fútbol y prosodia más aún tiene un sucesor para nuestra mala suerte: Asbel Valenzuela.
No por nada el mundial de fútbol es reconocido como el evento deportivo más grande del mundo, por el cual el planeta se toma un paréntesis en su desarrollo, y nadie se libra de ella, los más ricos obtienen ganancias de ello, los más pobres como consuelo de indigentes disfrutan un gol por la tele o se identifican con algún equipo, muchos perdemos apuestas de comidas, otros matan a personas por millones de dólares, países celebraran el domingo la victoria de una rapidísima Francia o una luchadora Croacia, y los menos enterados o apartados bendecirán al padre tiempo de la conclusión de este evento, otros no, otros esperaremos no volvernos en una calabaza el domingo en la tarde.
El fútbol desde el ojo que lo mires, dejó de ser un simple juego de puntapié y pelota, detrás de ello, en la globalización mundial giran dinero y progreso, porquería y corrupción. Detrás de la alegría de gritar un gol una casa de apuestas quiebra o engorda, detrás de un gol un corazón se descompensa, una camilla se habilita en un hospital, una lagrima se desliza por una mejilla; detrás de un gol un país declara su hegemonía radical nacionalista, una cárcel se declara en motín transitorio, detrás de un gol, una novia se ofende de la falta de atención, un cerveza se abre, un improperio se estriba al cielo, detrás de un gol se escriben columnas y libros más que un asesinato o la ascensión de un presidente, los sentimientos y sensaciones están a flor de piel, desde el niño que quiere ser de grande como un Ronaldo o un Messi, (Un Zidane, un Figo o un Ronaldo el original en mis tiempos) o replicar en la cancha del barrio esa sensación, detrás de un gol se esconden muchas pasiones controlables e incontrolables, con y sin sentido, muchos no lograran entenderlo, por que nunca patearon un balón de cuero a un arco y sintieron la gloria en ese mínimo hecho, sin embargo no olvidemos que al finalizar la tarde del domingo el escenario imaginario que brinda el mundial desaparecerá para regresar dentro de cuatro años, quien sabe en qué situación, y con el diario del lunes vendrá la realidad con sus absurdeces y altibajos, sorpresas y alegrías que presenta la vida detrás de una cancha: las opiniones sobre el aborto, el encarcelamiento de “Cacho” Mendieta, el delito del “Pity” Alvarez, las veleidades del gobierno, el trabajo, la familia, el dinero, los préstamos bancarios, el amor volverá a su mismo curso, y bueno espero que esta pasión que me acomete no sea como diría Dolina una pasión desbordada y mal administrada.

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