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EL PODER DE LOS ABRAZOS

La caza hacia ellos no cesaba. Los últimos sobrevivientes se desplazaban con premura, entendiendo que sus perseguidores soltaron los mastines, y estos jadeantes con las fauces encarnizadas y ojos inyectados de rabia les pisaban los pies. Debían mantener el fuego, esa pequeña llama embovedada en una rustica campana de bejucos, secreto que se comprometieron a proteger a toda costa de los advenedizos, más aún de manos de sus enemigos. Las últimas mujeres de la tribu entre lloros, recogían a los niños más pequeños colgándolos en sus espaldas, los demás integrantes de niños de mayor edad y ancianos corrían horrorizados. La ausencia de los hombres retrataba un espectáculo detestable, la mayoría estaban muertos o presos en el cubil de sus capturadores, los últimos ancianos del clan marchaban a la par de las mujeres y niños, sin embargo muchos de ellos, se quedaban en el camino siendo despedazados por los perros, infalibles cancerberos que en tropel destrozaban las carnes secas de l...

MÚSICA PARA PASTILLAS

Heinrich Himmler, considerado uno de los mayores carniceros del mundo, se encontraba solo en una pieza de Flensburgo al recibir la noticia de la capitulación de la Alemania Nazi y el suicidio del Führer en Berlín. Todo está acabado rezongaba sentado en el borde la cama, el ideal de una Europa pura está perdida – mascullaba inquieto - El ejército ruso de Stalin tiene sitiado gran parte de la Alemania oriental y la emboscada Británico Francesa emerge gracias al inmejorable apoyo de los militares norteamericanos. -Todo está perdido,- increpaba al cielorraso- tengo una mínima oportunidad de ver a mi familia en Múnich por última vez y lograr escapar del país junto a ellos, mis fieles asistentes  que gozan de mi confianza colaboraran a pasar las fronteras, debo ser cauto de mis movimientos, sin embargo esta música que llevo dentro los dientes no debe ser activada, no debo escuchar las notas de mi muerte,  las notas que bajo ninguna circunstancia deben atravesarse en este último ...

VENGANZA

Las abrasadoras arenas del Gobi retrataron al viejo derviche el paso de una esplendente caravana comandada por un imponente camello cobrizo conducido por un beduino envestido en atavíos oscuros cubriéndole el rostro y un azor posándose en uno de sus hombros. Detrás suyo una larga cáfila de carruajes, dromedarios y un silente gentío cubiertos totalmente en negruzcos mantos demarcaban su paso por uno de los territorios más desolados de la tierra. El gigante beduino se apeó del animal, acercándose al lugar donde reposaba el esmirriado anacoreta. dirigiéndose con educación y reverencia: -Gran maestro de la arena y la soledad del desierto, solicito de su gran sabiduría – espetó el errabundo – vengo desde muy lejos a pedir auxilio y consejo. Mi pueblo fue diezmado por   los bárbaros del norte, y   hoy somos   solo ceniza – indicando con el dedo a su comitiva - mira los resabios de los rostros enjutos que quedaron de mi gente, mira a la muerte encarnada en sus miembros mut...

Pasión por el fútbol. Algunos lo entenderan

Estos días me distraía navegando en Youtube y encontré una llamativa entrevista hecha hace algunos días por Eduardo Sacheri (autor del libro “El secreto de sus ojos”) a Alejandro Dolina sobre las pasiones, donde hablaban ambos con tesitura y desparpajo sobre las ventajas y desventajas de ser presa de las mal llamadas “pasiones”. Indicaba Dolina que en la antigua Grecia las pasiones no eran buenas, eran algo que debían curarse. Las pasiones son los padecimientos decía y en palabras suyas afirmaba sobre las actuales pasiones que rondan en fruslerías:<<A la gente le gusta no ser una máquina, cuando se sienten desbordados por un sentir. Se sienten más humanos… Cuando uno sacraliza bagatelas siempre sucede algo muy malo. Estalla la violencia…>>, palabras con un acento de alarma, que ingresan en mi cerebro, lobotomizado por esta “pasión” futbolera que me mantiene presa y en ascuas hasta el día domingo. Sinceramente antes de escribir este pequeño articulo o como quiera llamarse,...

MITO OSCURO

Mariela aún aletargada, espera acodada en el mesón de la cocina el sonido de la jarra eléctrica y el burbujeo del agua en ebullición. Parpadeante y legañosa se rasca el trasero por sobre el pijama, en anuncio de una nueva jornada y la rutina; se procura de elementos para preparar el desayuno: manos a la obra, en tanto su pareja aún duerme en la cama caliente. El menú constituye en unas tostadas francesas a la boliviana, mermelada de guayaba, agua caliente en el termo, té de sobré, café instantáneo, marraquetas, fruta fresca y un jugo de naranja recién exprimido, todo para su rey sin corona, aquel hombre que conoció en la facultad de Economía. Aún se pregunta que vio en aquel sujeto de hombros estrechos y anteojos de montura de plástico, ¿sería la sagacidad e inteligencia matemática que presentaba en las materias lógicas y la responsabilidad consabida de estudiante aplicado? O la sonrisa bobalicona al ser visto por unos ojos avispados de una mujer tremendamente altiva, inteligente y...

POSO MI TACTO EN LAS ESCALAS SALOBRES DE TU PIEL…

Poso mi tacto en las escalas salobres de tu piel, mujer. En tanto observo como degollas mi fantasía con tus gemidos quedos. Tú, no estás ahí, nunca lo estuviste. Desde aquella tarde en que desnuda me pediste ser la medida de tu tiempo, ser sépalo y pistilo te desbordaste en mí como la lluvia en los manglares. Me inmolé en el Solsticio. En tu pubis germinal. Mis manos amorfas esculpieron soles en tus senos y un grabado en tu espalda inagotable reflejaba la escolopendra infinita de tu dermis. Aquella tarde, supe a ciencia cierta, mi fuga del tiempo y la cordura. La medida de todas las cosas eres tú. Salobre mujer de pelo ceniciento La medida de mi muerte eres tú. Alacrana y flor. A Mapaíta...

EL ÁGUILA COMO TESTIGO

Es otoño y las cobrizas hojas de arce alfombran el gélido suelo de este amanecer cansino. Los famélicos caballos reventados por el agotamiento, tuvieron que ser sacrificados por mi cuchillo cobarde que ensangrentado reposa en  las alforjas que llevo con dolor en un rictus  pensativo. Ya son varios soles y lunas que cargamos la saudade de esta caminata sin retorno, ahuyentados de nuestro terruño como a  lobos de sus cuevas, como a pájaros de sus nidos, y sin embargo ella tan serena que  en su agrio silencio y sumisión amamanta al crío que engendramos sin pensar que será de él, tan pequeño e inerme, tan frágil y hermoso. El último de nuestra tribu. El cielo azulino ingresa en nuestra cúspide, inabarcable bóveda añil que nos recubre, sé que a una distancia prudente hay pupilas salvajes  que atestiguan nuestros aletargados pasos, bestias temerosas que husmean nuestro miedo escondidos en la maleza, en las sombras de los arbustos, escabulléndose de nuestro enemi...